LOS JERÓNIMOS DE VILLAVICIOSA DE TAUÑA

17.03.2023

En la actualidad, apenas quedan, donde antaño fue el monasterio jerónimo de Villaviciosa, algunos paredones derruidos, parte de la torre, y la puerta de entrada, los restos del edificio son del siglo XVIII, en el que destaca su arco semicircular, sus pilastras adosadas, su frontón partido, y la hornacina central, todo en piedra caliza, blanca.
Se sabe de la riqueza de artesonados en salas e iglesia, en estilo mudéjar, de la abundancia de retablos, de pinturas y esculturas, de piezas de orfebrería, de códices, de manuscritos interesantes. Todo desapareció con el tiempo.

Fue el arzobispo Gil de Albornoz, figura señera de la historia medieval de Castilla, quien hizo formalmente la fundación del cenobio en 1347, y se lo entregó a un grupo de 6 canónigos regulares de San Agustín, dando los dineros necesarios para levantar la iglesia comunitaria, el claustro, y las dependencias imprescindibles de celdas, refectorio y pequeña huerta. El mismo arzobispo, que le encargó dijeran misa diaria por el rey Alfonso XI y por él mismo, se reservó un par de habitaciones para usarlas en los cortos periodos de descanso. Tras enemistarse con el rey Pedro I, el arzobispo Albornoz no tuvo más remedio que exiliarse de Castilla, habiendo quedado constancia que la última misa que dijo en su Patria, fue en este monasterio de Villaviciosa.

Años después, concretamente en 1395, la relajación de las costumbres monacales había llegado a tal extremo, al menos aquí en Villaviciosa, en donde los canónigos andaban dando de sus vidas mal exemplo, que el arzobispo toledano, Pedro Tenorio, pidió un informe de la situación a su colega seguntino, el obispo Juan Serrano. La solución que ambos propusieron consistió en que el monasterio de San Blas fuera entregado a la orden de San Jerónimo.

A partir de los años iniciales del siglo XV, el monasterio jerónimo de San Blas de Villaviciosa creció en importancia, en santidad de sus ocupantes, y en riquezas e influencia. Se sabe, que el cercano lugar de Palazuelos del Agua, sobre el mismo valle del Tajuña, fue entregado en 1436 a los jerónimos por Iñigo Niño y Mayor González. O que en 1441 los monjes compraron la casa y granja de Cívica a Antón Díaz de Ríos, vecino de Cifuentes.

En 1710 tuvo lugar, cerca de sus muros, la famosa batalla de Villaviciosa, en la que los ejércitos español y francés, al mando del mismísimo Felipe V de Borbón, derrotaron a las tropas del pretendiente austriaco al trono de España, comandadas por el general Staremberg. Acabada la batalla, que tuvo lugar el 9 de diciembre de 1710, los frailes salieron al campo de batalla, a auxiliar heridos y moribundos.

La Desamortización de Mendizábal, hizo que en 1836 desapareciera este monasterio. Se fueron primero los frailes, se disolvió la orden jerónima después, se saqueó cuanto se pudo, y finalmente se vendió el conjunto de edificios al madrileño Justo Hernández, en 1843, por 100.000 reales. Luego fue todo ruina y abandono.