LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA PEÑA DE BRIHUEGA
La iglesia parroquial de Santa María de la Peña es uno de los cinco templos cristianos que tuvo la ciudad de Brihuega, fue construido en la primera mitad del siglo XIII, a instancias del Arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada.
Se encuentra al lado del Castillo de la Piedra Bermeja integrada dentro del Conjunto Histórico de la Villa de Brihuega en el Prado de Santa María, se muestra como un perfecto ejemplo de arquitectura cisterciense de transición del románico al gótico.
Se trata de una iglesia de tres naves con tres tramos y dos puertas. En la entrada principal y cobijada bajo un porche moderno, se encuentra una preciosa puerta de transición del románico al gótico con dos arcos apuntados simétricos, siendo el central un pequeño rosetón circular.
En la iglesia de Santa María de la Peña de Brihuega destaca como en pocos sitios el carácter netamente cisterciense de la arquitectura de transición del románico al gótico que promovió en sus territorios toledanos el arzobispo Ximénez de Rada. La escasez de ornamentación, su rigidez y parquedad, es propia de este momento, y del concepto de pureza y renovación que se quiere difundir.
Se asienta la iglesia de Santa María de la Peña, sobre una roca que, además de funcionar como muralla defensiva natural para la población, permitía dominar amplias panorámicas sobre la campiña alcarreña y el fértil valle del Tajuña.

En la vertical de la roca y accesible a través de unas modernas plataformas metálicas habilitadas al costado sur del templo está la gruta donde se encuentra una imagen de la Virgen de la Peña.
Una vieja leyenda medieval narra cómo la Virgen, rodeada de un gran resplandor y durante una noche veraniega, se apareció a la princesa mora Elima, hija de Almamún. De inmediato, ésta hizo llamar a todo su séquito, que corrió apresurado al lugar, donde encontrarían una imagen de de la Virgen.