EL FUERO DE LA VILLA DE BRIHUEGA

El Fuero de Brihuega, está redactado en un libro manuscrito que data de mediados del siglo XIII, y que estaba desaparecido desde la Guerra Civil, a finales de 1938. Un soldado evitó que el documento ardiera cuando la unidad militar, de la que formaba parte, tomaron Brihuega.
Ha sido un hijo de aquel hombre el que ha entregado el Fuero a la Guardia Civil para que regrese a Brihuega en una operación en la que también ha colaborado la casa de subastas Soler y Llach, en Barcelona, que al ser consultada por el poseedor sobre cómo proceder para entregarlo facilitó el contacto con la Sección de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
Se trata de un documento de "incalculable valor" y buen estado de conservación que se remonta al año 1242, cuando el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, concedió el fuero a la villa de Brihuega.
Del códice se tienen datos por el trabajo que el catedrático de Arqueología Juan Catalina Garcí llevó a cabo antes de su desaparición y el libro que publicó. Contiene un conjunto de normas jurídicas y las penas por incumplirlas.
Consta de más de setenta páginas, está escrito en pergamino, resguardado por dos gruesas tablas de nogal, unidas por su borde inferior al fuero con cuatro tiras de badana, y contiene la firma del arzobispo y de otras autoridades eclesiásticas que lo suscribieron con posterioridad.
El pergamino en que está escrito con hermosísima tinta negra, que conserva toda la intensidad de su color, es blanco, fuerte y lastroso; la I con que empieza el texto es de colores, y en el centro dorada; formando otros adornos cierto entrelazado muy propio de las miniaturas de aquella época. Los epígrafes de las disposiciones están trazados con tinta roja, y sus letras iniciales son de adorno y hechas de rojo y azul. Una sencilla orla de trazos de ambos colores abraza tres de los lados de la primera página.
La letra es grande, escrita por mano hábil y del carácter que los paleógrafos llaman francés. Las dimensiones de las páginas son de 23 centímetros de alto por 20 de ancho; las de la caja de lo escrito de 17 de alto por 12-13 de ancho, porque hay renglones salientes. La margen inferior es más ancha.
El
Fuero de Brihuega está siendo analizado por una empresa
especializada en este tipo de obras para proceder a su restauración.
Aunque su estado de conservación era muy bueno, sobre todo si se
tiene en cuenta su antigüedad, el deseo del Ayuntamiento es que
pueda exhibirse en las mejores condiciones posibles.