EL FERROCARRIL DE BRIHUEGA QUE PUDO SER, PERO QUE NUNCA LLEGÓ

17.01.2023

En la actualidad el término de Brihuega está atravesado por un moderno tren de alta velocidad conocido como AVE, tren que como todos conocemos no tiene parada en Brihuega como en la mayoría de municipios por donde discurre, porque entonces lógicamente perdería su condición de alta velocidad, teniendo la estación más cercana en Guadalajara.

Pero la historia pudo ser algo distinta si hubiera prosperado el proyecto que nace a principios del año 1914, cuando el pleno del Ayuntamiento de la ciudad de Guadalajara aprueba las bases para la elaboración de un proyecto de ferrocarril que, partiendo desde la propia Guadalajara, pasaría, en principio, por los términos de las localidades de Brihuega y Cifuentes, para llegar hasta Trillo.

Los antecedentes de este proyecto de ferrocarril hay que buscarlos unos cuantos años atrás, cuando en 1904 se publica la ley de ferrocarriles secundarios, primer intento legislativo de regular en España este tipo de ferrocarriles que debían ser subsidiarios de las principales líneas férreas del país.

En marzo de 1905 se aprueba mediante Real Decreto el Plan de Ferrocarriles Secundarios. En este plan se establece la línea de Guadalajara a Brihuega y Cifuentes con una longitud aproximada de 54 kilómetros. Unos meses antes, el pleno de la Diputación de Guadalajara aprobó que el trazado definitivo de la línea fuera desde la capital de la provincia, hasta la localidad de Cifuentes, teniendo estación en Brihuega.

El Ayuntamiento de la villa de Brihuega se toma el proyecto con mucho interés y acuerda la creación de una comisión que, con su alcalde al frente y acompañado del Marqués de Ibarra y del Subsecretario de Gracia y Justicia, diputado a Cortes por el distrito Brihuega-Cifuentes, visitarán al presidente del Gobierno, Antonio Maura, para "la más pronta realización del ferrocarril secundario".

En julio de 1914, el ingeniero Salvador García de Pruneda, presenta el anteproyecto de ferrocarril secundario de Guadalajara, Brihuega y Cifuentes, que ascendía a la cantidad de 13.386.996 pesetas.

Lamentablemente, este ferrocarril secundario nunca se hizo realidad y jamás dejó de ser un proyecto sobre el papel, para disgusto de muchos que vieron en él un instrumento de desarrollo social y económico.

En 10928, el periódico Flores y Abejas, reconoce, amargamente, la inviabilidad y el fracaso del proyecto de las líneas férreas transversales en un momento en que van creciendo las facilidades de la comunicación por automóvil.