EL CERRO MÁS PERFECTO DEL MUNDO SE ENCUENTRA EN JADRAQUE

29.06.2022

Se dice que Ortega y Gasset afirmó que el castillo de Jadraque se encontraba sobre "el cerro más perfecto del mundo", y no pocos cerros habría visto siendo hijo adoptivo de Sigüenza, donde se refugiaba del bullicio urbano durante largas temporadas. No obstante, no parece que fuera el único que viera en el promontorio que hoy ocupa el castillo un lugar privilegiado ya que, desde la temprana Edad del Bronce, varias son las huellas que han dejado en él las diferentes civilizaciones a lo largo de los siglos.

La imponente fortaleza que hoy se alza sobre gran parte de la cuenca alta del río Henares es lo que queda del castillo-palacio que D. Pedro González de Mendoza, entonces obispo de Sigüenza, ordenó construir a finales del siglo XV. Así, según la tradición, sería su hijo, D. Rodrigo de Vivar y Mendoza, I conde del Cid, quien le daría al enclave la denominación referente al histórico campeador. 

Sin embargo, esto no es cierto. Cuando en 1469 D. Pedro González adquiere los terrenos del castillo, su hijo cuenta con muy corta edad, y no será hasta la guerra de Granada cuando los Reyes Católicos creen el título de "conde del Cid" específicamente para él. No obstante, en el documento de adquisición de los terrenos del castillo se refieren a él como "fortalesa del Çid", lo que nos permite saber dos cosas: que la denominación de "Castillo del Cid" ya estaba arraigada en los siglos anteriores, y que previa al castillo que observamos en la actualidad existía ya otra fortaleza, quién sabe si vinculada al caballero de Vivar.


Por otro lado, gracias a los trabajos arqueológicos, se ha podido documentar parte de esa fortaleza anterior "fosilizada" en la planta del actual castillo. En una sección de la fachada este sobresale una forma cuadrangular con continuación hacia el patio de armas interior que parece ser el remanente de una torre fortificada de los tiempos de Alfonso VIII, usada para ejercer control sobre el amplio valle del Henares, aún frontera en las postrimerías del siglo XII. Pero, como era de esperar, la fortificación cristiana no fue la primera en ocupar tan preeminente posición.