CONVENTO DE LAS JERÓNIMAS DE BRIHUEGA
El convento de las Jerónimas de Brihuega nace cuando a principios del siglo XVI mujeres de otras localidades deciden comprar viviendas en los alrededores de la iglesia de San Miguel para dedicarse a la vida contemplativa, con el tiempo se fueron uniendo a este proyecto mujeres de la localidad, fue en 1564 cuando se levanta el convento con su iglesia, financiado con las dotes de las mujeres que se fueron incorporando y con las ayudas de distintos estamentos de la zona.
En un principio el convento estaba dedicado a San Ildefonso y es en 1596 cuando Alberto de Austria, archiduque cardenal de Toledo, firmó la anexión a la orden jerónima bajo la advocación de San Ildefonso.
Con la invasión francesa se tuvieron que marchar al pueblo de Pajares y no pudieron regresar hasta 1814, porque durante la guerra el convento fue usado como hospital, a su regreso al convento se dedicaron a la enseñanza, también durante la guerra civil en 1937 se tuvieron que marchar en esta ocasión a Balconete, ya que el convento lo ocupo la CNT.
Con el fin de la guerra civil regresaron a Brihuega encontrándose un panorama desolador, el convento saqueado y en ruinas, el archivo destruido, el colegio y el monasterio pudo ser inaugurado de nuevo el 20 de junio de 1941 por esta comunidad y la de Nuestra Señora de los Remedios de la ciudad de Guadalajara, que al hallarse en una situación similar, se fusionaron las dos comunidades.

En julio de 1969 el edificio ya se encuentra en muy mal estado por la falta de un mantenimiento adecuado por lo que el Obispado decreta su cierre inmediato trasladándose las monjas en marzo de 1971 a Yunquera de Henares, cerrando unos años más tarde definitivamente el convento al declararlo el ayuntamiento de Brihuega en 1977 en ruinas.
En 2007 pasa el edificio a propiedad particular restaurándose la iglesia, creando un espacio para la creación de eventos, inaugurándose en 2012 y recibiendo el premio Europa Nostra 2013 con mención especial en la categoría de conservación del patrimonio, el edificio en la actualidad cuenta con el estatus de bien de interés cultural, siendo la fachada lo único original que queda.