CÍVICA, BRIHUEGA UN PEQUEÑO PARAÍSO EN EL VALLE DEL TAJUÑA

18.02.2023

Cívica, Ceivica o Cíbica: tres formas de llamar a un lugar que sorprende al viajero. No se trata de un paraje común. Entre las localidades de Masegoso de Tajuña y Brihuega, Cívica parece un lugar sacado de una película fantástica.

Alguien trató de aprovechar la pintoresca simbiosis entre piedra, selva y arroyos para hacer un jardín vivienda donde la naturaleza había esculpido la base y al que se quisieron hacer algunos añadidos.

No se sabe mucho de la historia y pasado de Cívica. Solo hay algunas citas sueltas que aseguran que aquí hubo una casa grande y una granja que fueron compradas en 1441 por los monjes jerónimos de Villaviciosa de Tajuña a su dueño, Antón Díaz, residente en Cifuentes.

En otros textos se habla de su origen celtíbero. En realidad, se trata de una construcción reciente, aunque dé la sensación de tratarse de una aldea muy antigua. Y su responsable fue don Aurelio, un sacerdote enamorado de la belleza del entorno, que heredó los terrenos donde se encuentra este laberinto rocoso.

Se cree que hubo allí una fábrica de papel moneda, que se fabricaría en unas piletas que aparecieron en el monte. Las barandillas fueron colocadas por un sacerdote, no hace muchos años.

¿Quiénes pudieron habitar las cuevas de Cívica? Ermitaños visigodos, cenobitas medievales, sufíes de Brihuega, místicos sefardíes refugiados, fieles del Temple tras su salida de Torija al disolverse la Orden, agustinos dedicados a labores agrícolas, aparte de sus oficios religiosos, jerónimos......

Debajo de unos cipreses se abre una puerta de aspecto gótico, aunque no es muy antigua, que da acceso a una caverna en la que se ven algunos restos que permiten adivinar que allí hubo una pequeña taberna o algo parecido.

Aunque no hay indicios que lo confirmen, es muy posible que todas las oquedades y galerías fueran utilizadas desde muy antiguo, quizá en la Edad Media (cuando pertenecía a la tierra de Atienza), como refugio de eremitas, habitualmente interesados en lugares como Cívica.

Nadie lo sabe, pero Cívica está ahí plantada en busca de que alguien descifre sus enigmas. Es hoy un núcleo urbano con unos pocos vecinos que merece la pena descubrir por su originalidad y por ser una combinación perfecta entre la obra del hombre y de la naturaleza.